Ordenamiento territorial “estratégico”: Crítica, propuesta y regreso a la crítica.
Una crítica a la normativa del proceso de Ordenamiento territorial en el Perú.
Vengo a proponer una corta explicación de porque el esquema actual de hacer Ordenamiento territorial en el Perú no termina de convencernos a algunos y qué se podría hacer para cambiar esto.
Primero me remito a la normativa que regula el Ordenamiento territorial en nuestro país. Tras hablar con múltiples colegas sobre el tema, quienes trabajan en muchos casos en proyectos de ZEE con miras a elaborar planes de OT; me di cuenta que existe un malestar generalizado en contra de cómo la normativa regula estrictamente la elaboración de los mismos, dejando poco margen de ingenio en por ejemplo, la elección de que mapas elaborar, lo que lleva en muchos casos a realizar grandes esfuerzos para elaborar mapas realmente intrascendentes en regiones donde lo que se desea cartografiar tiene escasa connotación y donde además se carece de datos. Tengo que ser crítico en este punto también con mis colegas, quienes no hacen oír fuerte su voz crítica frente a estos parámetros tan rígidos, que muchas veces son exigidos por los directivos de los planes, sin mucho sentido lógico y práctico. ¿Qué sentido tendría por ejemplo exigir un mapa de desertificación en regiones montañosas que perdieron su cobertura arbórea desde tiempos prehispánicos, o que nunca la tuvieron, donde predominan paisajes transformados? ¿Se tienen realmente datos para elaborar estos mapas?, ¿Qué se entiende por un mapa de frentes económicos?, ¿No debería ser la geografía económica o la economía regional la base teórica idónea para plantear una cartografía de dinámicas económicas sobre el territorio?, ¿Por qué no se exige ningún mapa de paisajes?
El otro tema pendiente sobre el que no me explayaré es el de la capacidad de los profesionales involucrados en el tema. Hace unos días un amigo me decía, creo recordar esbozando una sonrisa, que el proceso de socializar el OT no debe hacerse con la población local, sino que ante todo debe hacerse con los profesionales involucrados!! Es decir que ni ellos entienden bien cómo va el asunto. Esto se explica claramente por la crisis educacional por la que pasa nuestro país, a nivel universitario solo existen dos departamentos de geografía en el país, y siendo una disciplina de tanta importancia, no recibe el interés deseado del alumnado.
Hacia un ordenamiento territorial estratégico
Propongo una “nueva” visión del Ordenamiento territorial, usando aquel adjetivo tan de moda: “estratégico”, los economistas han aprendido a planificar estratégicamente para ahorrar recursos y acortar plazos, porqué los geógrafos no podemos aprender de esta experiencia y hacer un “ordenamiento territorial estratégico”. Se trata de una propuesta que no se ciñe a una metodología estricta como la ZEE, sino que coge aportes de la Ecología, la geografía física y asume unos lineamientos generales, a partir de los cuáles se defina la “estrategia territorial”, una visión modélica que sirva para orientar los estudios y evite estancarnos en la elaboración de miles de cuadros y docenas de mapas, que use al SIG como una herramienta de análisis racional entendible, y no como una herramienta matemática cuyos algoritmos apenas comprendemos pero asumimos correctos. Se trata de coger los aportes del desaparecido INP (Instituto Nacional de Planificación), de “hablar con nuestros mapas”, trazar sobre ellos nuestras ideas y esperanzas y discutirlas grupalmente. Hacer de los mapas plataformas de trabajo antes que productos acabados. Hace poco un profesor muy querido en la Escuela de Geografía de San Marcos mencionó en un evento que “ya se habla de una Zonificación Territorial”.
Dos (o más) tipos de ordenamiento
Bajo esta propuesta subyace una idea central: existen dos (o más) procesos de ordenación territorial, a grandes rasgos hablamos de por un lado, el proceso oficial que sigue su tiempo aletargado y aparece lejano de la realidad; y por otro lado la ordenación práctica impuesta por políticas concretas (ya sean locales, regionales, nacionales e incluso globales), que decide nuestro día a día y de enormes repercusiones. En Cajamarca el primer tipo de ordenamiento es casi un decorado que no ha sido ni mencionado en los debates en relación al caso de la mina Conga; pero el otro, el de la práctica y los tiempos cortos, es pan de cada día.
Cada quien baila con su pañuelo […la conga]
Quizá lo peor venga en que ni uno ni otro proceso parece tomar en consideración los intereses de los diversos actores en el lugar: poblaciones locales, poblaciones urbanas del entorno, empresas locales, regionales y transnacionales, etc. Los varios proyectos de ordenamiento expresan el complejo escenario de gobernanza y las territorialidades que están en juego sobretodo en espacios rurales como Celendín. Los espacios de diálogo nunca existieron.
Entonces cuando algunos periodistas escriben desde sus oficinas en la gran Lima, clamando por un “retorno de la autoridad del Estado” deben saber que la autoridad estatal se perdió hace mucho o simplemente nunca se tuvo. Es como en la periferia de Lima, ¿Quién controla si se construyen carreteras por iniciativa propia?, ¿O si se destruyen ecosistemas de Lomas invadiendo a libre albedrío?, ¿Saben eso los periodistas?, ¡Lo mismo pasa en Conga! Solo que en Lima los que reclaman son tan pocos que difícilmente se hacen oír.
Como ven, la tarea es grande; el tema de la gobernanza, central; y las estrategias no abundan. Seguimos en piloto automático.